domingo, 19 de septiembre de 2021

Erótica del ser


 

Si tengo lo que tengo, 

no es porque lo gané, no es por merecimiento ni por elección divina,

la verdad es que no tengo nada, y menos a nadie,

no me tengo ni a mi misma por màs que mi reflejo acuse siempre por perseguirme,

lo que tengo,  

màs bien està, 

es, 

por instantes, 

y puedo sentirlo y se me escapa entre los dedos al tratar de contenerlo.


Me gustaría retomar aquél punto en el que la cámara fotográfica logra

pincelar lo erótico de un torso, (/ quién tendrà hoy aquella càmara analógica de mi abuelo ... ni recuerdo a quién se la regalé)

lo erótico y sublime de un momento de intimidad, 

sugerido,  evidente y a su vez camuflado, como visto a través de un velo sedoso;

hay momentos guardados en mi memoria que me sugieren el mismo gusto estético, 

momentos tocados por ese hada del romance, o tan siquiera, del bohemio rocío al que le sobran las palabras y le abundan las imágenes ... derroche de fantasía.

Hay! quien pudiera hacerme regresar aquella cámara, deslumbraría a mi curiosidad con su carrete.

Porque, resulta màs excitante dicho escenario, dicha secuencia y fragancia atemporal, donde se encuentran dos cuerpos, o una mano y su pincel, o la lluvia y la tierra, o todas a la vez, 

y yo me veo absorta en un mundo lleno de insípidas poses, de cuerpos que vagan en el olvido del deseo, en el muestreo de sus facetas naturales ( y ni tanto) exhibidas de maneras que dejaron de lado la inquietud de una mente curiosa, que busca encontrar satisfacción en descubrir lo oculto tras una mirada que brilla, tras unos ojos que viven su presente, que conversan inesperadamente. 

Si quizàs me siento inspirada por ideas de otros tiempos, por encuentros que alimentan, y a mi alrededor, los demàs en qué piensan, somos muchos y estamos tan próximos en el espacio que abruma, y tan lejanos de corazón que apena, 

y yo en esta noche sigo buscando esa imagen, 

esa imagen que no llega porque no tengo cámara ni carrete, 

no tengo modelo ni sorbete, 

y ansío tanto un cuerpo, una frase elocuente, 

un verso un "no me digas nada", ... 

sobra la curiosidad y falta el contraste, 

y quiero poseer al mundo entero y tragármelo para que viva en mi vientre,

y me apriete tanto que no pueda dejar de sentirlo, 

sí al mundo entero, con todas sus gentes, y sus variantes, 

así tal cual como se encuentra ahora, 

para dejar de renegarle, 

de sentir tanta melancolía por un tiempo que parece yacer obnubilado ... 









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