Cuándo podré verte
con los ojos
de la curiosidad desconocida,
Desde el cercano y extraño
primer encuentro.
Podré volver a inspirarte tanto,
que dejes caer unos trazos de tu mano experta
en un elixir de colores,
En un lienzo escogido sin azar;
Serán algún día nuestros besos
algo tan extraordinario
para unos labios que se conocen bien,
y se degusten con el mayor de los apetitos,
O irrumpiré a caso en tus sueños,
Como la amante que descifra todos tus secretos,
Quien sepa tocar todas tus teclas,
Te haga amanecer en placeres duraderos,
Húmedo de amor.
Dime,
Si algún día podrás hablarme
con el corazón empapado
de intimidad serena,
Con voz de alma,
Con ojos de cristal,
Con verdades sin cortinas,
Con presencia de Vida,
Como la de un adolescente
agarrando su magia única y fugaz.
Habrá un momento,
en que sepas leerme tanto
con tanta serenidad,
Que puedas declamar
el poema que hable de mí,
Algo súbito y Santo,
Que me deje helada de Verdad.
Será,
Será que un hábito
como es el acompañarse tanto,
No empañe el impulso
de querer regalarnos
un paseo estrellado,
O un canto premeditado,
Un baño de caricias
perfumado,
Sin escapar de la timidez
del enamorado,
Sin guardar
una simple lágrima
de quien extraña
tenerle a su lado.
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