martes, 29 de enero de 2013

La muerte vino

Anoche vi a la muerte.

Me susurró, me rozó, me gimió con un grito espeluznante tras mi oído, y me dijo: estoy aquí.

La muerte me llamó desde fuera y me dijo: estoy presente. Soy única y necesaria en momentos determinados de vuestras vidas, para que renazcáis, para que resurjáis de vuestros escombros, os quitéis el polvo, os miréis de frente.
Mi cuerpo tembloroso sufría calambres, ardores filosos, presiones insoportables, sudores fríos, dolor, un tremendo dolor se apoderaba de mí. Mi cuerpo estaba vacío de energía, de vida, todo iba desapareciendo lentamente, el horizonte se desvanecía, ya no quedaba nada, no podía respirar... no podía hablar, solamente moría, lloraba, gemía, sufría.

¿Dónde está mi arte? ¿Dónde está mi destino? ¿Adónde se lo llevaron? Estaba conmigo, ¡qué sucede! Ya te has ido...?
Porque llegaste.
La muerte viene y te invita, y tu si quieres le dices,
Por favor, espera solo un ratito....

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