
Dar testimonio es importante, ¿qué significa dar testimonio? No es hablar simplemente de lo que nos ocurre, es hablar desde una óptica y una sintonía que nos permita a todos crecer. ¿Y cómo se logra ese estado desde donde las palabras fluyen, desde donde todo lo que se cuenta y lo que se dice, construye y no destruye, aúna y no separa, da sin esperar recibir?
Es preciso hacer silencio, es preciso mirar los pormenores que nos llevan a menudo a actuar, a decir. Y no es mintiéndonos a nosotros mismos como lograremos tener esa claridad de visión, que nos lleva a aunarnos con el entorno. Es preciso meditación consciente, pero no apresurada, pero no haciendo comparaciones. No, es hilar fino, es permitirse verse, es permitirse sentirse, es permitirse el dolor, es permitirse acompañarse, es permitirse…
A menudo no nos permitimos las debilidades, a menudo nos comparamos con los demás, a menudo nuestra mente que es competitiva, se compara y luego piensa y desmenuza, para ver cuál es el motivo que está provocando una debilidad, y automáticamente la tapa.
A menudo tapamos nuestras debilidades, a menudo engordamos nuestro ego con fantasías soñadoras, a menudo desciframos nuestra imagen y la adornamos con todo tipo de pensamientos positivos.
Todo esto hace que el ser humano hoy se halle bien perdido, muchas veces falto de estímulo, muchas veces necesitado de que otro le recuerde cuál es su camino, porque él a sí mismo se ha perdido, muchas veces dolido con él mismo y con el mundo, muchas veces sin saber si quiera por qué está actuando como lo hace, y para qué sirve su actuación.
Pues desde esa dimensión nos comunicamos a menudo, y desde esa dimensión donde no existe claridad, lanzamos nuestras palabras al viento, y obramos muchas veces en crisis, y así ayudamos al de enfrente con nuestro desaliento, con nuestras penurias, y nos colgamos muchas veces a él pidiendo ayuda, y él a su vez se cuelga de nosotros porque se encuentra en algún punto anclado en el mismo infortunio.
Así está el mundo, y desde esa perspectiva no se puede crear creación verdadera, desde esa perspectiva no podemos aunarnos en la verdad, desde esa perspectiva no podemos fortalecernos, no podemos vibrar a un nivel puro y limpio, donde reine la armonía, desde esa perspectiva sólo podemos hacer intentos fallidos en solitario o en grupo, por lograr pequeños momentos de claridad, pero que decaen tan pronto como volvemos a nuestros esquemas.
Es hora del REGRESO, un regreso largamente esperado por la humanidad entera, y ese regreso sólo está en las manos de cada uno. No hace falta salir a la calle, no hace falta buscar ayudas externas.
Todo está dentro, cada minúscula parte de cada uno, está fabricada por el sí mismo, y es el momento de la responsabilidad, y es el momento de meterse de lleno, de comprometerse de lleno con ese sí mismo, porque es el único que tiene las herramientas, es el único que tiene la solución.
Porque todo es creación de cada cual, y cada cual y en silencio puede retornar. Pero es preciso que no huya, es preciso que se afronte, es preciso que se haga compañero inseparable de sí mismo, es preciso que se amigue con él mismo, con ese ser quejumbroso que a menudo lleva dentro, y es preciso que se conozca, y es preciso que desnude su alma, y es preciso que tenga la fuerza suficiente para hacerlo por sí mismo, es preciso que se confiese a tiempo a sí mismo, es preciso que de una vez logre aunarse con su yo más puro.
Esa es la verdadera llama que está ardiendo en muchos, que es preciso encontrarla, y cuando se encuentra, se halla plenitud, se halla paz, se halla el silencio redentor, el mayor de los silencios, que no se consigue solo con la quietud, realmente es algo más profundo, es un silencio inconmesurable que todo lo llena.
Acudid en masa a ese silencio, reconocedlo dentro de vosotros.
Este es el cometido fundamental y más importante al que debéis todos llegar. En ese momento y en esa tierra que a muchos les parecerá hoy inhóspita, está la belleza, se halla paz, se halla el camino, se halla la redención, se halla el lugar inequívoco de donde todo nace, donde todo fluye, donde todo ES.
Artículo de “Verdemente”
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