Lúcido día bendita esperanza,
paupérrimos harapos cubren mi piel...
Extensa alma navega sin rumbo;
aquello era lo glorioso,
lo útil hasta entonces,
ya nada sirve.
Llegaron mis rutas,
ya sandalias caminantes solitarias...
Ya todo da igual porque ha cambiado,
ya mi alimento solo es la miel...
Dulce sendero sin fín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario